La felicidad está de moda. No hay más que mirar las elevadas cifras de venta de los libros de autoayuda a los que recurren las personas deseosas de solucionar sus problemas. En la cara opuesta a estos textos –sin fundamento científico–, investigadores como Pilar Sanjuán llevan años estudiando empíricamente las bases de esta emoción
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Lunes 9 de junio de 2014 | UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
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“La manera de hacer frente a las situaciones tiene un rol decisivo en el desarrollo del bienestar y también, la forma en que expliquemos los éxitos y los fracasos”, explica Pilar Sanjuán, psicóloga de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), cuyo último estudio se acaba de publicar en la revista Journal of Happiness Studies.
Una de sus líneas de investigación se centra en el bienestar. ¿No resulta complicado medir científicamente algo tan subjetivo como la felicidad?
El bienestar o felicidad es, por naturaleza, subjetivo. Se refiere a cómo la persona se siente y por ello, nos interesa su percepción. Alguien puede puntuar alto en todos los índices que se relacionan con la calidad de vida: puede tener una buena salud, un nivel educativo alto y recursos económicos suficientes pero, sin embargo, puede que no se sienta bien o, incluso, se sienta mal. Las circunstancias, a no ser que sean extremas (deterioro grave de salud, pobreza extrema, violencia, etc.), afectan a la persona en función de cómo ésta las percibe e interpreta. No obstante, aunque la felicidad sea subjetiva, no significa que no se pueda estudiar científicamente. De hecho, el sentimiento de felicidad tiene correlatos fisiológicos que sí son índices objetivos. De esta forma, se ha comprobado que quienes experimentan bienestar tienen mejor salud y son más longevos.
Una de sus líneas de investigación se centra en el bienestar. ¿No resulta complicado medir científicamente algo tan subjetivo como la felicidad?
El bienestar o felicidad es, por naturaleza, subjetivo. Se refiere a cómo la persona se siente y por ello, nos interesa su percepción. Alguien puede puntuar alto en todos los índices que se relacionan con la calidad de vida: puede tener una buena salud, un nivel educativo alto y recursos económicos suficientes pero, sin embargo, puede que no se sienta bien o, incluso, se sienta mal. Las circunstancias, a no ser que sean extremas (deterioro grave de salud, pobreza extrema, violencia, etc.), afectan a la persona en función de cómo ésta las percibe e interpreta. No obstante, aunque la felicidad sea subjetiva, no significa que no se pueda estudiar científicamente. De hecho, el sentimiento de felicidad tiene correlatos fisiológicos que sí son índices objetivos. De esta forma, se ha comprobado que quienes experimentan bienestar tienen mejor salud y son más longevos.
En relación al estudio que acaba de publicar, con el profesor Alejandro Magallares, se centran en el ‘sesgo atribucional autoensalzante’. ¿Qué significa?
De forma general se puede decir que es normal que las personas presenten diversos sesgos autoensalzantes. Uno de estos sesgos es de tipo atribucional, es decir, se refiere a la manera en que las personas explican las situaciones que les ocurren. Alguien que presenta un sesgo atribucional de autoensalzamiento tiende a considerar que sus éxitos se deben a sí mismo, mientras que cree que sus fracasos se explican por causas que le son ajenas.
Este sesgo es autoprotector. ¿De qué forma protege?
En general los sesgos autoensalzantes sirven para proteger la autoestima. Lógicamente, si uno se considera responsable de sus éxitos, mientras que atribuye sus fracasos a factores externos, la autoestima se mantiene intacta.
Hasta ahora se había demostrado su relación inversa con la depresión y el estrés, ¿no es así?
En estudios previos se había mostrado que este sesgo mantenía una relación inversa o negativa con síntomas negativos como los de depresión. Pero, hay que tener en cuenta que el bienestar o felicidad no es la mera ausencia de síntomas negativos, como la ansiedad o la depresión. Por ello, era necesario probar si este sesgo se relaciona positivamente con medidas directas de bienestar, como el grado de satisfacción vital y el balance afectivo positivo.
¿Qué papel tiene aquí la forma en que nos enfrentamos a los problemas?
La manera de hacer frente a las situaciones tiene un rol decisivo en el desarrollo del bienestar y también, la forma en que expliquemos los éxitos y los fracasos. De forma general se podría decir que las estrategias de afrontamiento dirigidas a cambiar la situación cuando esto es posible, o a aceptarla y reevaluarla positivamente cuando no es posible el cambio, son las estrategias que se asocian con mayor bienestar. Por el contrario, las estrategias centradas en evitar la situación o problema (como negarlo o desimplicarse) se asocian con disminución del bienestar y aumento del malestar.
La principal conclusión del estudio, ¿es que este sesgo está relacionado directamente con el bienestar?
Sí, una de las conclusiones de este estudio es que este sesgo mantiene una relación positiva con medidas directas de bienestar. Además, esta relación está mediada por las estrategias empleadas para afrontar las situaciones.
¿Con qué estrategias está relacionado?
Mantiene una relación positiva con el uso de las estrategias centradas en el cambio de las situaciones o su aceptación y reevaluación positiva, mientras que tiene una asociación negativa con el empleo de estrategias centradas en evitar estos problemas. Además, estas estrategias serían las que mediarían las relaciones entre el sesgo y el bienestar. Por lo tanto, se podría decir que las personas que muestran este sesgo experimentan mayor bienestar en parte porque no evitan enfrentarse a sus problemas, sino que intentan resolverlos o evaluarlos más positivamente.
¿Qué aplicaciones tienen estos resultados?
Recientemente y por primera vez en su historia, la Organización Mundial de la Salud ha establecido la mejora del bienestar de la población como una prioridad sanitaria. De la misma manera queda recogido en la estrategia sanitaria de la Europa de 2020. Por ello, es necesario que se conozcan todos los factores que afectan positivamente al bienestar y así poder potenciarlos en los programas de promoción. De los resultados de nuestro estudio se desprende que en estos programas habría que promover el uso de las estrategias de afrontamiento que han mostrado ser más efectivas, y el empleo de atribuciones internas para el éxito y externas para el fracaso con el objetivo de proteger la autoestima. No obstante, hay que señalar que es el autoensalzamiento moderado el que se asocia con bienestar, pues un autoensalzamiento extremo podría conducir a que la persona se sienta invulnerable y realice conductas de riesgo. Además, la falta de modestia podría llevar también al rechazo social.
En relación con alcanzar el bienestar, el psicólogo Eparquio Delgado se mostraba muy crítico con los libros de autoayuda hace unos días. ¿Cuál es su opinión sobre estos libros?
Por supuesto estoy en contra de que se divulgue todo aquello que no se fundamente en estudios empíricos controlados y con garantías. Dado que en la actualidad la felicidad está de moda, por desgracia han surgido gran cantidad de charlatanes que dan recetas simples y generales y que, en muchos casos, no tienen ningún fundamento, con el único objetivo de sacar algún lucro personal.
Este tipo de herramientas que no tienen base científica, ¿dañan a la psicología?
Evidentemente, y no es solo que dañen a la psicología como disciplina científica, sino que, dependiendo de qué se trate, pueden tener efectos negativos o no deseados en los usuarios.
□ Referencia bibliográfica
Pilar Sanjuán y Alejandro Magallares. “Coping Strategies as Mediating Variables Between Self-serving Attributional Bias and Subjective Well-Being”, Journal of Happiness Studies, 15 (2), abril 2014. DOI 10.1007/s10902-013-9430-2.
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