El Fusarium falciforme, un hongo común en los huevos de estos animales marinos, puede causar altas tasas de mortalidad. En los estadios embrionarios, el sistema inmunológico depende exclusivamente de defensas inespecíficas
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Lunes 21 de abril de 2014 | CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
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Un estudio internacional, en el que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha encontrado un grupo de bacterias (actinobacterias) que previenen el crecimiento de hongos patógenos involucrados en enfermedades fúngicas que amenazan a especies en peligro, como las tortugas marinas.
El hongo patógeno Fusarium falciforme puede causar importantes tasas de mortalidad entre estos animales acuáticos. Los resultados publicados en la revista científica Plos One revelan que un grupo de bacterias (Amycolaptosis, Micromomospora, Plantactinospora, Solwaraspora, y Streptomyces) del microbioma de huevos de tortuga de carey, que es una especie amenazada, previenen el crecimiento del F. falciforme y, por tanto, el desarrollo de la enfermedad.
El hongo patógeno Fusarium falciforme puede causar importantes tasas de mortalidad entre estos animales acuáticos. Los resultados publicados en la revista científica Plos One revelan que un grupo de bacterias (Amycolaptosis, Micromomospora, Plantactinospora, Solwaraspora, y Streptomyces) del microbioma de huevos de tortuga de carey, que es una especie amenazada, previenen el crecimiento del F. falciforme y, por tanto, el desarrollo de la enfermedad.
Clave en la protección de los embriones
Descubrir el papel que juega el microbioma permitirá la prevención de enfermedades fúngicas, que están aumentando su incidencia tanto en plantas como en animales, y que han sido reconocidas por expertos internacionales como una amenaza global para la biodiversidad y para la seguridad alimentaria. “El microbioma parece jugar un papel clave en un sistema como los estadios embrionarios. En esos estadios, el sistema inmunológico inmaduro depende exclusivamente de defensas inespecíficas”, señala Javier Diéguez-Uribeondo, investigador micólogo del Real Jardín Botánico.
“Las actinobacterias representan una de las fuentes más esperanzadoras de nuevos antibióticos y antifúngicos. Pueden representar un primer conjunto de microorganismos con una aplicación potencial en control biológico, con el objeto de mitigar las enfermedades emergentes”, explica Diéguez-Uribeondo.
El grupo del CSIC que ha participado en este trabajo realiza investigaciones de caracterización e identificación de microorganismos presentes en microbiomas para comprobar su papel en la prevención de hongos patógenos emergentes involucrados en la extinción de especies de animales acuáticos. Asimismo, este grupo estudia la biodiversidad, las adaptaciones a ambientes y las predicciones en un escenario de cambio global para estos hongos. Recientemente, han publicado un trabajo similar centrado en el microbioma de los huevos de salmón. En dicho trabajo han descubierto que las bacterias del género Frondihabitans (Microbacteriaceae) inhiben la adhesión de un patógeno a los huevos de salmón.
Referencia bibliográfica
M.J. Sarmiento-Ramírez, M. van der Voort, J.M. Raaijmakers, J. Diéguez-Uribeondo. Unravelling the microbiome of eggs of the endangered sea turtle Eretmochelys imbricata identifies bacteria with activity against the emerging pathogen Fusarium falciforme. PLOS ONE. DOI: 10.1371/journal.pone.0095206
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