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Se descubre un gemelo de Júpiter alrededor de un gemelo solar

La existencia de un planeta con masa y órbita similares a Júpiter, alrededor de una estrella como nuestro Sol, abre la posibilidad de que el sistema de planetas alrededor de esta estrella pudiera ser similar a nuestro propio Sistema Solar.
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Viernes 24 de julio de 2015 | EUROPEAN SOUTHERN OBSERVATORY
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Hasta ahora, los sondeos para encontrar exoplanetas han sido muy sensibles a los sistemas planetarios habitados por planetas masivos en sus regiones internas, cuyas masas son un poco mayores a la Tierra [1]. Ello contrasta con nuestro Sistema Solar, donde hay pequeños planetas rocosos en las regiones internas y gigantes gaseosos, como Júpiter, hacia el exterior.

De acuerdo a las teorías más recientes, la disposición de nuestro Sistema Solar, tan propicio para generar vida, fue posible gracias a la presencia de Júpiter y a la influencia gravitacional que este gigante gaseoso ejerció sobre nuestro Sistema Solar, durante el período de su formación. Parecería, entonces, que el hallazgo de un gemelo a Júpiter es un importante hito en la senda para encontrar sistemas planetarios análogos al nuestro.

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Esta impresión artística nos muestra el nuevo descubrimiento de un gemelo de Júpiter, gigantesco y gaseoso, orbitando un gemelo solar, HIP 11915. El planeta tiene una masa muy similar a Júpiter, y orbita a la misma distancia de su estrella como Júpiter respecto al Sol. Ello, junto con la composición de HIP 11915, similar al Sol, sugiere la posibilidad que el sistema de planetas orbitando HIP 11915 sea parecido a nuestro propio Sistema Solar, con planetas rocosos orbitando más cerca de su estrella anfitriona.
Crédito: ESO/M. Kornmesser
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Un equipo liderado por Brasil se ha enfocado en las estrellas similares al Sol, en un intento por hallar sistemas planetarios similares a nuestro propio Sistema Solar. El equipo ha descubierto ahora un planeta con una masa muy similar a la de Júpiter [2] orbitando una estrella como el Sol, HIP 11915, a casi exactamente la misma distancia de Júpiter. Este nuevo descubrimiento se logró utilizando el instrumento HARPS, uno de los cazadores de planetas de mayor precisión a nivel mundial, instalado en el Telescopio de 3.6-metros de ESO, en el Observatorio La Silla en Chile.

Si bien se han encontrado varios planetas similares a Júpiter [3] a diversas distancias de estrellas similares al Sol, este planeta recién descubierto, en términos de masa y distancia a su estrella anfitriona y similitud entre la estrella anfitriona y nuestro Sol es el análogo más exacto encontrado hasta ahora para el Sol y Júpiter.

La estrella anfitriona, la gemela solar HIP 11915, no sólo es similar al Sol en masa sino que, además, tiene casi la misma edad. Para reforzar aún más las semejanzas, la composición de la estrella es similar a la del Sol. La impronta química de nuestro Sol puede parcialmente estar marcada por la presencia de planetas rocosos en el Sistema Solar, sugiriendo la posibilidad de planetas rocosos alrededor de HIP 11915.

Jorge Melendez, Universidad de Sao Paulo, Brasil, líder del equipo y coautor del artículo científico, destacó que “la búsqueda de una Tierra 2.0 y un Sistema Solar 2.0 completo, constituyen uno de los desafíos más emocionantes para la astronomía. Estamos encantados de formar parte de esta investigación de vanguardia, que ha sido posible gracias a las instalaciones de observación de ESO”. [4]

Megan Bedell, de la Universidad de Chicago y autor principal del artículo concluye: “Luego de dos décadas en búsqueda de exoplanetas, finalmente estamos viendo planetas gaseosos gigantes, similares a los de nuestro propio Sistema Solar, gracias a la estabilidad a largo plazo de instrumentos cazadores de planetas como HARPS. Este descubrimiento es, en todo aspecto, una señal emocionante de que probablemente existan otros sistemas solares, esperando ser descubiertos.”

Se requerirá de observaciones de seguimiento para confirmar y acotar este descubrimiento, pero HIP 11915 es uno de los candidatos más prometedores hasta ahora, para albergar un sistema planetario similar al nuestro.

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Notas

[1] Las técnicas de detección actuales son más susceptibles a planetas grandes o masivos cercanos a sus estrellas anfitrionas. Los planetas pequeños, o de baja masa, están más allá de nuestras actuales capacidades. Los planetas gigantes y distantes de su estrella anfitriona son también difíciles de detectar. Por consiguiente, muchos de los exoplanetas que conocemos hoy, son grandes y/o masivos, y cercanos a sus estrellas.

[2] El planeta fue descubierto midiendo el leve bamboleo que provoca en su estrella anfitriona conforme orbita alrededor de ella. Como la inclinación de la órbita planetaria no es conocida, sólo una cota inferior de su masa puede ser estimada. Nótese que la actividad de la estrella, ligada a las variaciones de su campo magnético, puede posiblemente imitar la señal interpretable como la impronta del planeta. Los astrónomos han realizado todas las pruebas conocidas para investigar esta posibilidad, pero es actualmente imposible descartarla por completo.

[3] Otro ejemplo de un gemelo de Júpiter es el que órbita alrededor de HD 154345, descrito aquí.

[4] El Acuerdo formal de acceso de Brasil, firmado en diciembre de 2010, ha permitido a los astrónomos brasileños pleno ingreso a las instalaciones astronómicas de ESO.
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||| Referencia |||
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Este trabajo de investigación se ha presentado en el artículo científico titulado “The Solar Twin Planet Search II. A Jupiter twin around a solar twin”, por M. Bedell y otros, que se publicará en la revista Astronomy and Astrophysics.

Los integrantes del equipo son M. Bedell (Departamento de Astronomía y Astrofísica, Universidad de Chicago, Chicago, Illinois, EE.UU, Investigador Visitante del Departamento de Astronomía IAG/USP, Universidad de Sao Paulo, Sao Paulo, Brasil); J. Meléndez (Universidad de Sao Paulo, Sao Paulo, Brasil); J. L. Bean (Departamento de Astronomía y Astrofísica, Universidad de Chicago); I. Ramírez (Observatorio McDonald y Departamento de Astronomía, Universidad de Texas, Austin, Texas, EE.UU.); M. Asplund (Escuela de Investigación en Astronomía y Astrofísica, Universidad Nacional de Australia, Weston, Australia); A. Alves-Brito (Instituto de Física, Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Puerto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil); L. Casagrande (Escuela de Investigación en Astronomía y Astrofísica, Australia); S. Dreizler (Instituto de Astrofísica, Universidad de Göttingen, Alemania); T. Monroe (Universidad de Sao Paulo, Brasil); L. Spina (Universidad de Sao Paulo, Brasil); y M. Tucci Maia (Universidad de Sao Paulo, Brasil).
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Crédito | ESO/IAU and Sky & Telescope
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