La investigación universitaria es un componente clave del panorama económico de EE UU que, según un estudio de varias instituciones de este país, está devolviendo la inversión a través de un enorme valor público y con impacto sobre el empleo, el comercio y las empresas a nivel nacional
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Lunes 7 de abril de 2014 | AGENCIA SINC
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Un estudio realizado por investigadores de los American Institutes for Research, la Comisión de Cooperación Institucional de la Universidad de Michigan, la Universidad de Chicago, y la Universidad Estatal de Ohio confirma que el impacto económico de la financiación en ciencia llega a corto plazo.
"Este estudio proporciona evidencias de que la ciencia es un trabajo productivo. El emprendimiento científico emplea a personas. Estas utilizan las aportaciones de capital, y la actividad económica se produce de forma inmediata. Los responsables políticos deberían comprender cómo se genera la ciencia al tomar decisiones para asignar recursos, y este estudio proporciona esa información de una manera fiable y actual", declara Julia Lane, economista gerente senior en los American Institutes for Research, que lidera el informe.
Los investigadores usaron datos nuevos disponibles del proyecto Star Metrics, que se encarga de controlar el impacto de las subvenciones federales de EE UU en ciencia. El trabajo se publica en la revista Science.
"Nuestra investigación se puede aplicar para estimar rendimientos amplios, como los que tiene la investigación en la sociedad, mediante la transformación de las ideas de las publicaciones académicas en patentes, y en última instancia, con los resultados. Ahora somos capaces de estimar, por ejemplo, cómo la financiación en investigación en un área concreta afecta a la incidencia de una enfermedad, y cuáles son las consecuencias para las personas que la padecen y el precio de estas ganancias", asegura a Sinc Barbara McFadden, de la Universidad de Melbourne.
"Este estudio proporciona evidencias de que la ciencia es un trabajo productivo. El emprendimiento científico emplea a personas. Estas utilizan las aportaciones de capital, y la actividad económica se produce de forma inmediata. Los responsables políticos deberían comprender cómo se genera la ciencia al tomar decisiones para asignar recursos, y este estudio proporciona esa información de una manera fiable y actual", declara Julia Lane, economista gerente senior en los American Institutes for Research, que lidera el informe.
Los investigadores usaron datos nuevos disponibles del proyecto Star Metrics, que se encarga de controlar el impacto de las subvenciones federales de EE UU en ciencia. El trabajo se publica en la revista Science.
"Nuestra investigación se puede aplicar para estimar rendimientos amplios, como los que tiene la investigación en la sociedad, mediante la transformación de las ideas de las publicaciones académicas en patentes, y en última instancia, con los resultados. Ahora somos capaces de estimar, por ejemplo, cómo la financiación en investigación en un área concreta afecta a la incidencia de una enfermedad, y cuáles son las consecuencias para las personas que la padecen y el precio de estas ganancias", asegura a Sinc Barbara McFadden, de la Universidad de Melbourne.
La mayoría de los trabajadores que cuentan con el apoyo de los fondos federales para investigación no eran miembros del cuerpo docente de la universidad. De hecho, menos de uno de cada cinco son investigadores de las propias facultades.
Los autores de este análisis también descubrieron que cada universidad que recibe fondos gasta ese dinero dentro de los EE UU apoyando a empresas tanto grandes como pequeñas –alrededor del 70% fuera de sus estados de origen–. "El proceso de la investigación científica sirve de apoyo a organizaciones y crea puestos de trabajo en muchos de los sectores de alta cualificación de nuestra economía", añaden.
Las mediciones del trabajo se hicieron a partir de los datos de nueve universidades: Michigan, Wisconsin-Madison, Minnesota, Estado de Ohio, Northwestern, Purdue, Estado de Michigan, Chicago e Indiana. En conjunto, estas universidades recibieron cerca de 7.000 millones de dólares en fondos de investigación y desarrollo en 2012, de los cuales alrededor del 56% procedía del Gobierno federal.
¿A quién y a dónde van a parar los fondos?
Una idea clave del estudio fue averiguar qué trabajos se financian con estos fondos. Según los expertos, "emplean trabajadores con diferentes niveles de habilidad, y no son principalmente profesores".
De hecho, este colectivo representa menos del 20% de las personas que recibieron el apoyo de fondos federales. Aproximadamente uno de cada tres eran estudiantes de posgrado o pregrado.
El estudio también revela dónde se gastan los fondos. En 2012, casi mil millones se invirtieron en proveedores y subcontratistas estadounidenses. Las universidades compran bienes y servicios a una amplia gama de contratistas, en diferentes industrias: desde aquellas que suministran tubos de ensayo, hasta las que proveen de telescopios y microscopios a los centros de investigación.
Muchas de las compras se hicieron a grandes empresas estadounidenses. “Sin embargo, nos sorprendió que otras muchas eran pequeñas compañías del nicho de la alta tecnología", afirman.
Respecto al alcance del impacto de la labor científica a través de las universidades, el coautor Roy Weis, de la Universidad de Chicago, declara: “Además de hacer que el mundo sea un lugar mejor gracias a sus descubrimientos, ahora tenemos datos que apoyan los beneficios globales para la sociedad".
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Referencia bibliográficaBruce A. Weinberg, Jason Owen-Smith, Rebecca F. Rosen, Lou Schwarz, Barbara McFadden Allen, Roy E. Weiss, Julia Lane, “Science Funding and Short-Term Economic Activity” Science 344, 4 de abril de 2014.
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